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DANZA WIFALA O HUIPHALA

WIPHALA

Palabra que proviene del quechua cuyo significado es enseña o bandera, también puede significar alegría, es propio de la Provincia de Melgar, en Ayaviri, y en Asillo, Muñani, de la Provincia de Azangaro; se danza en las celebraciones de carnavales, matrimonios y algunas otras festividades, probablemente empezó a bailarse en tiempos de la colonia, todo para exteriorizar homenaje a las autoridades como alcaldes, gobernadores, Jilakatas, Inspectores, Alcaldes de wara del ayllu, al Cura, Jueces, ya que después de un día de chaco (caza de animales de la región: huallatas, venados, tarucas, vicuñas, etc.) se les obsequia dichos animales a tales autoridades; durante la caza de estos animales de la región a lo largo de las pampas y majestuosas punas se danza y canta al compás de alegres melodías interpretadas por pinquillos, y tambores; quienes participan en esta danza son jóvenes de ambos sexos que demuestran agilidad, destreza, habilidad física para efectuar la caza de los animales antes señalados, animales que son muy agiles al escapar y por lo tanto es necesaria la participación de jóvenes con tales habilidades físicas ya indicadas
Entre su vestimenta los wifalas o varones, llevan warakas que son como látigos hechos de lana de llama, teñidos de colores, asimismo lo hacen las phasñas o jóvenes mujeres, durante el baile los varones, ellos para manifestar su superioridad, presentan su pierna desnuda sobre una piedra y la mujer le azota con su waraka hasta que salga sangre, el varon resiste probando asi que es valiente y asi despertar el interés de la mujer.
Los wifalas despierta alegría y por ello se confunde con el carnaval, por que esta danza se manifiesta en dicha temporada.

WIFALA

Por el significado quechua de la palabra que la nombra, Huifala, se diría que es baile o danza de banderas; pero, por lo que se realiza en el curso del baile, sería baile de las flores, ya que los bailarines se arrojan con flores, unos a otros.
La wifala es baile de las flores, porque el florecimiento produce una natural expresión de alegría, por la esperanza que anuncia la floración para el próximo frutecimiento que dará buenas cosechas. Y en efecto, la Huifala se baila con mucha y natural alegría y entusiasmo que desborda en el juego que es parte del contexto de la danza.
Es una danza eminentemente rural porque sólo se baila en el campo. La zona en que se baila es la Quechua, o sea la parte Norte del Altiplano que fuera objeto de mayor influencia de los Incas.
La comparsa consta de bailarines jóvenes, hombres y mujeres y músicos, que dominan el pinquillo, el tambor y el bombo. El pinquillo es un instrumento de viento. Es algo más pequeño que la quena. Se diferencia de esta en que el pitón para tocar tienen un dispositivo tapado, dejando un espacio oblicuo y al final una ranura para soplar, No obstante que este instrumento es de dimensiones similares a la quena, sus notas no producen sensación de tristeza por el contrario denotan alegría.
La ejecución de la danza se realiza en dos situaciones. Una recorriendo por los senderos de las chacras, las calles del poblado, la esquina, en las plazas, En estas condiciones la danza da la impresión de un abigarrado y espontáneo baile de diversión, en la que no hay precisamente parejas, sino que cada personaje baila con absoluta autonomía en los movimientos que ejecutan sin más control que la melodía y el ritmo que la regula.
Y la otra, cuando la comparsa se detiene en un lugar pintoresco o en un angulo de la plaza del pueblo. En esa forma, la comparsa da la impresión real de danza porque los movimientos se desarrollan ya no libremente sino en contextos dinámicos de conjunto, Es decir los movimientos ya no son individuales.
Parece que cada conjunto modifica y agrega nuevos movimientos y figuras para cada oportunidad. Los movimientos son reglados por el ritmo de la melodía. pero, en realidad la plasticidad estética de las figuras es consecuencia de la destreza de los brazos que con dominio extraordinario manejan los huchi chuichis.
Como una de las figuras de culminación se realizan los latigazos semejantes a la lucha de hombres entre los Cahuris aymaras, con la diferencia que en este caso no tienen carácter de lucha entre dos hombres, sino de resistencia de los hombres a los golpes de las mujeres.
Al son de la música, los hombres mueven sólo el cuerpo no los pies y las mujeres bailan con los látigos dando vueltas, golpeando a las desnudas pantorrillas de los hombres en cada vuelta. En algunos casos, se abren cardenales sangrantes en las pantorrillas hasta que las mujeres se cansan y dejan de golpear voluntariamente, Entonces termina la danza.
La Huifala responde a la experiencia de la cultura quechua y traduce la costumbre de la prueba de capacidad viril que demostraban los hombres antes de conquistar el derecho a elegir esposa. Sin embargo, en forma curiosa y paradójica, se llama también Qajcha, que quiere decir disparo, quizás porque los latigazos suenan como disparos.
Por el doble significado de su ejecución, por la espectacularidad de sus movimientos y figuras de conjunto, así como por la belleza acústica de sus melodías, esta es una de las danzas que muy pronto se ha convertido en espectáculo teatralizado; pues desde los años treinta se baila en escenarios en el medio provincial y hasta ha llegado a la Capital del Perú.
(Extractos de "Danzas y Bailes del Altiplano" de José Portugal Catacora).

CANDELARIA
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